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 el propósito,

  nuestra Cruz del Sur  

historias de empresas b

triciclos

La prioridad fue cuidar a nuestros colaboradores e innovar para continuar operando

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Diseñamos e implementamos soluciones para eliminar el concepto de basura. Lo hacemos a través de la ingeniería para una economía circular, con el fin de reducir el problema de los residuos antes de que éstos se generen o garantizando que tengan el destino más circular posible.

 

Fue un año bien intenso. Antes de las cuarentenas más formales, y luego de la experiencia de octubre del año pasado, hicimos una recomendación a nuestros colaboradores de trabajar en casa, funcionábamos bien con ese formato. En los puntos limpios obviamente no era posible, pero de todas formas la prioridad era que nuestro equipo se cuidara y que pudieran cuidar a sus cercanos que lo necesitaran, adultos mayores y niños. 

 

Cuando esto comenzó a avanzar rápidamente, tuvimos que plantearnos qué ocurría con nuestra operación, empezamos a pensar qué es lo que podía pasar, y vimos que los puntos limpios podían ser un espacio de propagación del virus, por dos razones. Una porque se juntaba mucha gente, los fines de semana podían congregarse hasta 40 personas al mismo tiempo, y la interacción entre usuarios y operadores era inevitable. La segunda tenía que ver con la manipulación de los materiales, los cuales podían venir contaminados. El riesgo era principalmente para nuestros trabajadores. Frente a la incertidumbre, decidimos cerrar, pero no podíamos tomar la decisión solos, porque nosotros prestamos la operación junto a un otro, que es el dueño del lugar.

 

Eso nos trajo un problema económico importante. Nosotros somos prestadores de servicios y no estábamos prestando el servicio. Una vez que logramos proteger al equipo, llegamos a acuerdos clave con nuestros clientes, lo que nos permitió mantener la sanidad financiera de la empresa. De todos modos tuvimos que acogernos a la Ley de Protección del Empleo con el fin de continuar con la mayoría de nuestros colaboradores. Mantuvimos a muy pocas personas en los puntos, para poder supervisar y también a un equipo muy reducido de administración y consultoría. 

 

Por supuesto seguía habiendo un tema ambiental del cual nos queríamos hacer cargo, entonces aceleramos el desarrollo de una plataforma digital, donde subimos temas educativos y habilitamos la posibilidad de pedir hora para ir a reciclar, así determinamos un aforo para poder ir al punto limpio. Quienes iban, tenían un mínimo de interacción con los operadores y los usuarios se topaban con muy poca gente, fue un gran trabajo de eficiencia. La plataforma también funcionó como canal de comunicación, para que las personas supieran cómo tenían que prevenir los contagios a la hora de manejar los materiales y llevarlos. Todo se canalizó a través de una app que se llama Re Economía Circular. Esta iniciativa la veníamos trabajando  previo a la pandemia, pero tenía otro foco, y en este contexto se aceleró y se ajustó a las actuales necesidades. Tranquilos de que estábamos haciéndolo con altos estándares de seguridad tanto para las personas como para los operadores, volvimos a abrir en junio.

Con la reapertura, las personas comenzaron a ir, tenían la necesidad de llevar sus materiales. Se sintieron tranquilos porque todo estaba diseñado para evitar contagios, toma de temperatura, sanitización de materiales, mascarilla, tiempo acotado, circuito determinado. Y la respuesta fue muy buena.

 

Las consultorías se alargaron, costó más avanzar, llegar a los hitos de entrega. Hubo propuestas que se congelaron, que ahora se están reactivando. Nosotros trabajamos con clientes que son grandes, y no se vieron necesariamente perjudicados. Tuvimos que pasar por una reestructuración y antes de eso accedimos a un crédito Fogape. Hoy día estamos a flote, superamos la crisis y se ve bien el panorama. Si viene una segunda ola, no tendríamos por qué cerrar. Seguimos operando bajo el protocolo. Lamentablemente, algunos puntos limpios no volvieron a abrir y con ello hubo trabajadores que tuvieron que salir.

 

Uno de los principales aprendizajes del año, fue la capacidad de adaptarnos. Hemos logrado trabajar a distancia, operar los puntos limpios de una manera completamente diferente. Las personas que vienen al punto limpio se adaptaron, y eso calza muy bien con lo que viene hacia adelante. La sostenibilidad requiere de cambios, de cambios profundos, regulatorios, culturales, entonces esto ha sido una prueba de que cuando la situación es extrema, somos capaces de afrontarla. Otro gran aprendizaje fue reafirmar la importancia de cuidar a tu gente. El haber cerrado los puntos limpios por tres meses fue una difícil decisión, pero hoy estamos convencidos que fue lo mejor, no había otra alternativa. 

 

El propósito de Triciclos sin duda se reafirmó, aunque no ha sido fácil en un contexto de pandemia, donde se exige el uso de mascarillas, todo está más empaquetado, se generan más desechos y muchos puntos limpios están cerrados. Nos generó una impotencia enorme. Tuvimos que ser muy claros en que la única manera de no claudicar era flexibilizándonos, promover el uso de mascarilla reutilizable, revisar los protocolos, buscar otras alternativas y mantenernos siempre alerta. Tenemos un enorme desafío por delante respecto de los desechos que estamos generando sin tener claro cómo los gestionaremos después.

Verónica de la Cerda,  CEO de Triciclos.

¡Viva la interdependencia!

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