historias de empresas b
lup
No podemos excusarnos en el contexto
Queremos fortalecer la artesanía como actividad económica a través del diseño y el reciclaje.
La artesanía surge en comunidades que fabricaban objetos para solucionar cosas del día a día y con el tiempo se fue desarrollando hacia lo ornamental o decorativo. Se conecta con lo cotidiano, hay una cierta honestidad del valor de las cosas por sí mismas.
El proyecto LUP nace en nuestro magíster, donde nos fuimos dando cuenta que desde nuestra perspectiva, la artesanía reunía ciertos valores necesarios para nuestro tiempo. Tiene que ver con la producción más lenta, más sustentable, con una comprensión del uso de los recursos naturales, donde la cosecha de materia prima se da sólo en cierta época del año. Hay un entendimiento de los procesos productivos que es necesario mantener y extrapolar. Nos hemos dado cuenta de que es una actividad que se ha ido deteriorando con el tiempo, las nuevas generaciones no lo ven como una actividad laboral, sus familias han entrado a la universidad y sus carreras y especializaciones se han ido por otro lado.
Vimos que podíamos darle un valor a la artesanía, que sea atractivo para otras generaciones, vincularse con ella de otra manera. Nuestro enfoque, al trabajar con artesanos, es también hacer una especie de traspaso para que el desarrollo económico se haga en la misma zona y no solo en Santiago. Nosotros somos catalizadores. Este tiempo nos ayudó mucho a ordenar esa idea.
En particular, el nacimiento de nuestro propósito también tiene que ver con el desarrollo de la fibra de plástico que hacemos. Siempre me interesó el emprendimiento y he tenido la inquietud de hacer las cosas de manera diferente. A lo largo de mi vida laboral he convivido con la idea de que la actividad de una empresa y su marca deben comunicar algo. Fue durante mi carrera que escuché sobre las Empresas B y de a poco me fui dando cuenta de que quería emprender siendo un aporte, de que el rol de la empresa es estar al servicio de la resolución de problemáticas de mayor trascendencia.
Creo que pudimos llevar adelante este período gracias a la forma en que articulamos el trabajo que hacemos y apoyándonos mucho en herramientas digitales. Tanto en lo interno como con nuestros artesanos. Nosotros trabajamos con personas que están fuera de Santiago, por lo que durante este año, nuestra comunicación ha sido principalmente por teléfono. Hemos tenido que ir adaptando nuestro modo de trabajo y todo nuestro sistema logístico, no solo para coordinarnos sino también para aquellos casos en que era necesario, por ejemplo, fabricar algún objeto.
En LUP tenemos una página web con e-commerce habilitada hace tiempo. Trabajamos con una plataforma que se llama Squarespace y está integrada con Shopify. Antes vendíamos principalmente en ferias, en eventos de diseño, etc., básicamente venta presencial, pero luego de la pandemia nos vimos forzados a robustecer el canal de e-commerce, y eso también significó empezar a trabajar con un nuevo operador logístico, Envíame. Este operador nos permitió hacer la triangulación necesaria para potenciar la venta a través de la página web, hacer los envíos (antes hacíamos la entrega presencial) y monitorearlos.
Ajustamos nuestro sistema para seguir trabajando con los artesanos y usamos la misma plataforma para la logística con ellos. Les enviábamos la fibra que nosotros hacemos, y después ellos nos devolvían el producto, sin costo adicional para ellos. El artesano que quisiera hacer un envío, simplemente iba a la sucursal de correo y lo entregaba. Este sistema fue muy práctico, ya que, además de resolver nuestro problema logístico, les permitió a los artesanos seguir trabajando con nosotros sin que esto significara un esfuerzo extra
En LUP somos tres personas y tenemos una diseñadora freelance. Teníamos una oficina pero la dejamos. Migramos al homeoffice, lo cual no fue difícil, pero tuvimos que empezar a ocupar herramientas tecnológicas para hacer nuestro trabajo más eficiente y lograr separar la vida laboral de la personal. Empezamos a usar Workplace, una plataforma de trabajo de Facebook. En ella, cada uno tiene su usuario y la ocupamos principalmente para comunicarnos se pueden crear grupos, hay un muro para postear noticias, anuncios, compartimos videos, etc. En este contexto, empezamos a darnos cuenta de que hay miles de herramientas de gestión, y que entender el tipo de soluciones que existen es importante y ayuda al desarrollo de las empresas, más allá del efecto pandemia, es una forma de diferenciación, pues permite agilizar el trabajo.
La estructura digital nos ha dado mucha flexibilidad, nosotros hemos decidido que nuestro interés es relacionarnos con la mayor cantidad de comunidades, lo que implica no estar atado a un lugar físico. Esto se alinea con la nueva manera de trabajo que tuvimos que desarrollar. Nos preguntamos también qué otro tipo de cosas podíamos hacer para que los artesanos se vieran beneficiados así es que empezamos a desarrollar un modelo de talleres online, que antes eran presenciales.
Ser Empresa B, nos ayudó para hacer una revisión de nuestro modelo de negocios, y de nuestro propósito, el cual deberíamos llevar a cabo independientemente de las circunstancias. No podemos excusarnos en el contexto. Éste tiene que ver con fortalecer la artesanía como una actividad económica a través del reciclaje y profundizar en ello.
Humildemente, creo que la digitalización va más allá de las herramientas que uno ocupa. Debe pensarse desde el modelo de trabajo, cuando no podemos estar todos en un mismo lugar, o debemos movernos de un lado a otro. Es similar a lo que ocurre en internet, se puede navegar por distintas páginas, en un segundo. Esa es la lógica de lo digital, que no necesariamente es ocupar herramientas digitales sino entender cómo ese modelo se aplica a los procesos de nuestra empresa, pensando en que el propósito es lo que nos guía.
Rafael Salas, socio y fundador de LUP.