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 el propósito,

  nuestra Cruz del Sur  

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Invitamos al equipo a trabajar como bambúes

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Somos una productora audiovisual dedicada a contar historias con impacto. 

 

Este año cumplimos 15 años. El 2019 había terminado con varias emociones intensas porque en septiembre hicimos nuestro lanzamiento como Empresa B, con muchos invitados y un montón de sueños y expectativas. Durante octubre varios de esos planes se vieron trastocados y de los proyectos que teníamos en mente, como el de la COP 25, se cayeron o fueron modificados.

 

Cuando ocurrió el primer caso de Covid en Chile, nos reunimos con el equipo y decidimos irnos a cuarentena voluntaria, pensando que sería más corto y que valía la pena protegerse lo antes posible. El 13 de marzo la oficina se cerró, tomamos los equipos y todos nos fuimos a la casa, menos mi marido que se quedó en la oficina viendo la operación tecnológica, pues no podíamos cerrar la puerta. De todos modos, la realidad que estábamos viviendo era parte de lo que nosotros hacíamos; por lo tanto, preguntamos quiénes estaban dispuestos a salir a la calle a grabar lo que estaba pasando y la mitad del equipo, voluntariamente, partió. 

 

Cuando comenzó la cuarentena obligatoria, vimos que el panorama estaba mal y que no sería un periodo corto. Hablamos con el equipo ejecutivo y la opción fue achicarnos para hacer más liviana la planilla de sueldos y los gastos mensuales. Estuve cuatro días con un insomnio espantoso. El 30 de marzo yo debería haber entregado varios sobres azules, pero finalmente eso no ocurrió. Pedí al equipo ejecutivo que me permitieran hacer una apuesta, no sacar a nadie y probar un mes para ver cómo nos iba.

 

Tomamos un crédito con el banco para poder pagar los sueldos, todos los proyectos se detuvieron, e invitamos al equipo a trabajar como bambúes. Seríamos muy flexibles, con el fin de poder adaptarnos a los cambios, pero muy firmes con nuestro propósito y también con la disciplina. Si bien estábamos con teletrabajo, seguiríamos trabajando muy organizados, con horarios establecidos y comenzando muy temprano. No teníamos proyectos nuevos, pero sí había varios proyectos que llevábamos años tratando de sacar adelante, sobre todo proyectos pro bono, de cosas lindas que habíamos grabado y que no habíamos tenido tiempo de terminar.

 

Nos pusimos a escribir y a editar, le pedimos a nuestro camarógrafo, que es muy talentoso, que buscara imágenes en internet, que grabara desde su ventana, lo que fuera. Entonces empezamos a difundir contenidos gratuitos en los distintos canales de televisión. Terminamos marzo trabajando firme y nos llegó un proyecto grande que nos obligó a salir a grabar, y el equipo, súper valiente, salió. Hicimos un protocolo sanitario de bioseguridad y quedó tan bueno, que nos lo han pedido incluso de otros países. Se trataba de un material muy valioso, sobre todo para esa época, porque contenía instrucciones que aún no estaban definidas, como la cantidad de sanitizaciones que se le debe hacer a los equipos, distanciamiento con los entrevistados, etc. Los tiempos de grabación se extendieron, eso triplicó los costos, pero los clientes lo entendieron. Grabamos de Iquique a Puerto Aysén, lo que nos permitió solventar gastos. Luego tuvimos la posibilidad de pedir un crédito Fogape, lo que nos dio tres meses más de horizonte, ya que sabíamos que saldríamos más rápido si éramos más los que remábamos a que si éramos menos, y en abril, nos comprometimos a no sacar a nadie a no ser que cerráramos la oficina. Les dijimos, somos 17 ventanitas, y de esta vamos a salir las 17. Eso dio una tremenda seguridad al equipo para continuar haciendo lo que saben, sin el miedo de quedarse sin trabajo.

 

Llevábamos años golpeando puertas para hacer proyectos donde mostrábamos historias con impacto positivo y, de un momento a otro, nos golpearon la puerta a nosotros. Llegó noviembre y estábamos con una cantidad de proyectos impresionante, hicimos un balance y nos dimos cuenta de que el 2020 había sido el año más productivo de nuestra historia. Calculamos que durante el año entrevistamos a más de 100 personas, exhibimos más de 50 capítulos de historias con impacto, en los cuatro canales de televisión abierta, en tres canales con señal internacional y en una plataforma digital. Con la serie Maestr@s conseguimos financiamiento del BID, terminamos el año con 20 personas, creció el equipo. La apuesta que habíamos hecho en marzo, había valido la pena. 

 

La pandemia también nos obligó a digitalizarnos, un proceso que ha sido difícil, pero de todas formas muy productivo. Tuvimos que invertir, compramos un servidor, y así hemos ido avanzando hacia la digitalización. Respecto de la internacionalización de la productora, logramos estar en 12 mercados, en 10 países, y sostuvimos 78 reuniones, todo un récord para La Ventana. La pandemia abrió la posibilidad de estar en estos espacios de encuentro de manera virtual, ahorrándonos traslados, tiempo, y sin dejar a la familia de lado.

 

Hicimos proyectos pro bono preciosos, como Tejido de Fraternidad (vínculo a campañas) y 4 Mujeres en Sinfonía, mujeres que están ocupando la música como agentes de cambio; nos vinculamos con la iniciativa 3xI, con estamos preparando un encuentro de comunicadores para este año; trabajamos con CHILEDOC, que reúne a los productores chilenos de cine y documental; también hicimos una alianza con REI (Red de Estudiantes de Información) quienes desde el estallido social hicieron un canal de noticias por Instagram. Desarrollamos un producto en conjunto con Súbela Radio, donde subimos nuestros contenidos. Sin duda fue año de muchas alianzas, un año tremendamente productivo.

 

A partir de diciembre la segunda ola nos dio un frenazo fuerte, estamos nuevamente en una situación incierta, sin nuevos proyectos, pero igualmente con mucho trabajo. Aprendimos a adaptarnos en base a dos pilares, flexibilidad y disciplina. Nuestro propósito se mantuvo intacto, investigar, producir y difundir historias con impacto, eso fue lo que hicimos. En más de una oportunidad nos ofrecieron hacer contenido que no generaba impacto y, a pesar de la precariedad en la que estábamos, tuvimos que decir que no, no estábamos dispuestos a traicionar nuestro propósito. Este nuevo año, lo estamos enfrentando con una mirada poco ambiciosa, muy humilde, agradecidos de seguir estando y dispuestos a adaptarnos a lo que venga. 

 

Carola Fuentes, directora ejecutiva de La Ventana Cine.

¡Viva la interdependencia!

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